jueves, 17 de diciembre de 2015

NELSON CASTELLANO-HERNÁNDEZ, SOBRE LA VIDA FRÁGIL

Sin lugar a dudas ganó Venezuela, hemos pasado de la tristeza a la alegría, de la resignación y la depresión a la esperanza; sentimos placer, satisfacción por el esfuerzo, compartimos la sensación de encontrarnos realizados, felices. Tantos adjetivos que definen ese estado de euforia en que nos encontramos… después de tantos años de oscurantismo.
vaya al foro

El pueblo venezolano ha protagonizado una gesta, el ciudadano común, las madres, el hombre humilde, el estudiante, políticos, empresarios, trabajadores, todos con una sola voz, pidieron que las cosas cambien.
Y si la felicidad fuera algo más que un estado momentáneo de plenitud, algo que nunca está garantizado, que tenemos que cuidar y mantener. Que apreciamos tanto hoy, porque la habíamos perdido… Quizás así la cuidaríamos como debiéramos, conscientes de su valía.
Este instante que vivimos, ¿Por qué no convertirlo en un objetivo de permanente? Para hacer de la realización de la plenitud humana, una nueva razón de ser… una causa de nuestra actuación responsable.
Las cosas de la vida son frágiles, están sometidas a la interacción de los hombres, por lo tanto varían, cambian, crecen o desaparecen, como consecuencia de los actos.
Sería bueno comenzar por darnos cuenta, que la búsqueda constante es la que permite trascender el instante, intensificando la permanencia de lo alcanzado.
La alegría se confunde con la euforia, mas ésta es solo su aspecto pasajero. Debido a que los seres humanos son diferentes y reaccionan de distinta manera, habrá que canalizar pasiones, reivindicaciones, arreglos de cuentas, castigos, para salvaguardar el instante.
Tendríamos que distinguir para no errar, entender la dimensión de la victoria, la responsabilidad que conlleva. Todo lo que en el futuro depende, de nuestra actuación de hoy.
Los otros deberían ser más inteligentes y comenzar a reflexionar en las causas de su derrota, que en definitiva se encuentran al origen de nuestra victoria. Pero no se trata de pensar por ellos, cada quien con sus responsabilidad histórica, nosotros debemos cultivar nuestro jardín, solo así recogeremos frutos.
Rescatar lo rescatable, continuar lo positivo, atender lo urgente sin olvidar lo importante, desmontar el aparato opresor, reconstruir la institucionalidad, no caer en “angelismos”. No todo el mundo es bueno, ni patriota, ni correcto, ni honesto, coincido con el que propone amarrar de nuestro lado, todas las condiciones para poder actuar dentro de los marcos establecidos por la ley, para defendernos del abuso de poder, para cumplir con lo que el pueblo espera.
La ceguera gubernamental nos permite intuir, que vendrán abusos, violaciones a la Constitución, guerra de poderes, provocaciones e intentos de desestabilización, todo frente a los ojos de la comunidad internacional, que terminará por aislar al desbocado régimen autoritario.
Contamos con toda un universo de personas, partidos, analistas, expertos, gente capacitada, demócratas, que representan una diversificación especializada del intelecto, ello permitirá adelantar de manera integral y rápida las proposiciones que se necesitan para salir del error histórico. Es lo que se espera de nosotros… es también nuestro deber y el mandato recibido.
Sensatez, probidad, justicia, respeto, serán virtudes necesarias para manejar la cosa pública. Un importante objetivo será la conciliación de todo un pueblo, que se despierta frente a una realidad que lo disminuye. Evidentemente cada quien deberá asumir su cuota de responsabilidad y aprender de los errores.
Los líderes no deben confundir pueblo y responsables, ya que es necesario la justicia, los delitos deben ser castigados, es necesario para sanar heridas, para educar a una generación que tuvo como ejemplo la degradación de los valores ciudadanos y para que impere el respeto al orden jurídico.
Existen muchas aspiraciones, muchas necesidades, acciones que podrán tomarse y las que no. Debemos comenzar por reconocer y explicar que solo se ha dado el primer paso, de un cambio necesario que es global y que falta alcanzar otros objetivos primordiales.
Comunicar la verdad, explicar, denunciar al que pretende obstaculizar, a los que aspiran evitar que se institucionalice el orden. La sinceridad será condición indispensable… el pueblo tiene rabia, vio lo que no quiere ver más, está cansado del engaño, del abuso y de las necesidades que atraviesa, no más mentiras, está impermeable ante la propaganda, los slogan, las alusiones a mensajes de ultratumba y a la adoraciones de egos responsables de la debacle.
No asumir sus responsabilidades trajo la muerte del que ya estaba muerto, se consumó un plebiscito de la gestión bolivariana, berrinches, aullidos, amenazas, jugadas sucias, solo prolongarán la agonía anunciada. La maldad está condenada a morir ahogada en sus propios desechos.
Se cuenta con un capital representado en millones de votos, detrás de los cuales se encuentran seres humanos… ciudadanos que perdieron el miedo y que están dispuestos a no retroceder. Ese capital hay que cuidarlo, atenderlo y no defraudarlo.
Lo nos debe lleva a pensar con humildad, a leer en su mirada. No contamos con el monopolio de la verdad, si asumimos al otro como nuestro igual, tendremos que escucharlo, aceptarlo e incorporarlo. Tendremos también que reconocer que no toda la gente electa es idónea, pero preferimos vivir dentro de un sistema, dentro del cual podemos ir perfeccionando nuestras aspiraciónes.
Salimos de un proceso en el cual el ciudadano parecía anestesiado, con dificultades para reaccionar. Privado de un sentimiento de plenitud existencial, algo que le era negado por un régimen que tan solo lo utilizaba, cuando no le negaba sus derechos.
No podía aspirar, aceptaba resignado atropellos, chantajes, colas y encerrarse en su casa para sobrevivir, en ese terreno creció de nuevo un flor, era multicolor, vino acompañada de lucidez, de interrogantes y de voluntad, le permitió vislumbrar una salida, un cambio radical. Así como la vida es frágil, las flores también… necesitan ser atendidas para alcanzar su desarrollo pleno.
La vida es nuestro espacio de tránsito, el hogar existencial, allí desarrollamos nuestra potencialidad, evolucionamos, avanzamos, progresamos o retrocedemos… escribimos nuestras páginas. Puede ser algo frio o acogedor, puede ser armonioso o pleno de asperezas, puede ser un fuego de artificios o un desierto árido.
En todo caso depende de factores internos y externos al ser humano, tomar consciencia de ello permite no transigir frente al que nos quiere cercenar el derecho a ser, para que una vez en perfecto control de nuestro devenir, podamos cubrirlo con atenciones, calma y poesía.
Nelson Castellano-Hernandez
nelsoncastellano@hotmail.com
@nelcasher
Venezuela Futura

Francia

No hay comentarios:

Publicar un comentario